viernes, 26 de enero de 2018

ENCRUCIJADAS I
SKY: RENOVARSE O ...

El sprinter que levanta los brazos a una nariz de la raya y antes de cruzar la línea blanca ve pasar al rival que creía vencido; Valverde y purito que siguen impotentes la marcha triunfal de Rui Costa en el mundial y se quedan escupiendo el amargo ripio de la derrota en frases recriminatorias; el ciclista que, como Neo en Matrix, mira la componenda de verdad y mentira simbolizadas en la pastilla azul o la roja, vitaminas o doping que lo llevaran a la áspera conciencia del trabajo -muchas veces sin recompensa- o al despreciable paraíso de los triunfos de estafa. Decisiones, encrucijadas. La eternidad de la gloria contenida en un denso y apremiante segundo o en lánguidos meses de espera. Así, pues, estos días vamos a escribir sobre un par de esas encrucijadas.

Porque el ciclismo profesional, como la vida misma, se urde en una trama de decisiones que se toman antes, en y después de cada carrera. Audacias o errores de táctica y estrategia, valoraciones con la asfixia de la urgencia que se gritan a garganta reseca o se decantan luego de justipreciar decenas de variables deportivas, casi siempre… y a veces otras, enraizadas en escenarios comerciales unas veces o cuasi delincuenciales otras, y esperamos que esas sean las menos. Todo cabe en la vuelta de una rueda.

FROOME Y EL SALUTAMOL: ENCRUCIJADA I DEL SKY


Lluvia sobre lluvia, no vamos a repetir lo repetido sobre el caso del keniata, iremos un día más allá de un posible fallo “adverso”: …y, en el incierto caso de que Froome sea sancionado hasta más allá del Tour por sus valores excedidos en salbutamol ¿quién es el plan B? Ya vimos que el B del Real Madrid no ha funcionado ni una peseta y sabemos cómo le está costando ulceras al Florentino o cómo amenaza la continuidad de Zidane. Sky, por su billetera abultada y mano amplia, es el Real o el Barcelona del ciclismo, de ahí el ejemplo.

Los de la gorda billetera tienen varios príncipes aspirantes que mencionamos en imperfecto desorden, como corresponde a la casi caótica actualidad de un equipo que lleva en su espalda a un hoy cuestionado líder, especulaciones sobre supuestas ayudas mecánicas extralegales, sanciones por racismo y otras posibles por la presunta actitud dolosa de un tío como Moscón, y un fardo de dudas sobre sus pretendidos prístinos principios que apuntaban a un límpido cielo como honesto límite. Pues, con eso en el bidón, serían estos los delfines con ansias de tiburón: Poels, Gerraint Thomas, David de la Cruz, Diego Rosa, Michal Kwiatkowski, Henao o el joven Moscón -que impresiona en todos los terrenos y podría estar cualquier semana a un paso de la perfección-; pero para él -y otros- sabido es que, aunque apunten esta temporada a más que buenas maneras, el Sky no se caracteriza por dar wil card de capo a los que no han hecho el curso completo. Hay casos como el de Kiriyenka, que pasó sus mejores años sin gozar de la confianza suficiente del equipo, mero Cireneo llevando el pesado carro del lote, 70 km de viento por etapa.

Poels se ha hecho confiable al máximo como gregario, especialmente en la tercera semana de una grande, pero no acumula triunfos de trapío y ha sido frágil de salud, propenso a lesiones y castigado por alguna caída, que siempre siempre son inoportunas.

Gerraint cada año parece estar a un paso de, de algo grande, de ese pasito que falta para que al 11 se le borre un 1, eso que distingue al año siguiente al ganador. Unas veces por suerte, otras por inconsistencia.

De la Cruz avanza, pero aún no da punto de merengue; al menos no para enfrentar los “espalda plateada” en tres semanas de regularidad perfecta. Diego Rosa tiene un motor enorme, como esos que  carburan los clasicomanos, mas, luego de su personal año bisiesto, ha bajado sus acciones y tampoco ha dado garantías de ser un tres semanas irrompible. Kiato, Michal Kwiatkowski, el polivalente que todo lo hace y lo hace bien todo, el resurgido después de un ciclo gris, el que se gastaba en embalajes para luego tirar del carro y aún aspirar a una más que decente clasificación considerando los sobreesfuerzos, es una moneda al aire. Llevarlo de líder significaría muchas cosas: que Sky desbanque tipos con más charreteras, un cambio de preparación para que su ritmo trotón sea más explosivo y apto para la escalada, pero sin perder buenos números en la CRI y que también su metrónomo le dé, si es necesario, para sumar algunos segundos en embalajes del largo camino…muchas puertas que cruzar.

Sumémosle al panorama que ya no están Richie Porte, de quien no es necesaria ninguna ilustración, o Mikel Nieve (ese tan constante y sólido cicerone de finales altos, con más de un top 10 en las grandes, gregario con posibilidades) o agreguemos que ninguno de los mencionados en el párrafo anterior ha sido líder real del equipo en la máxima cita de julio; ellos no han llevado la cargante loza del favoritismo que se adosa como grillete a la insignia del Sky, ni han respondido con esplendor y suerte cuando han probado un buen sorbo de liderazgo en las otras grandes. Las carreras de una semana no cuentan en esta cuenta. Por eso no es de esperar que el solidario Henao reciba el voto de confianza, o algún otro de sus características.

TREINTA PERLAS ¿Y LOS DIAMANTES?


La nómina de Sky, ahora de blanco, crece como la coliflor: con muchas cabezas de cercanas estaturas. Una treintena de perlas, un rosario al que elevar plegarias por 36 millones de euros. Sin embargo, entre ellos hay los jóvenes como Sivakov, Geoghegan Hart, o Bernal, que son eso, jóvenes, sensacionales jóvenes, pero sin horas de vuelo y los dos puntos de hervor necesarios. Otros, entrando en la treintena, no están para buscar la flor imperial en el Tour –porque hablamos del Tour, cita casi excluyente para el equipo-; son los Castroviejo o Beñat, gran ciclista en su especialidad el primero y una joya que opacó la mononucleosis, el segundo. Y claro, en la treintena de joyas tiene que haber otros, los que van para el arduo trabajo asistencial antes de que comience la tv. A esos no los veremos en la primera página, son perlitas; los verdaderos diamantes son para lucirlos en el rostro del lote.

Una variable son los nombres y otras los recursos de la inteligencia o el poder: según estos, la estrategia del team británico fue siempre muy similar: sacar tiempo y aguantar. Echaban al haber con sus diamantes en la Crono por equipos y en la individual, con el Sir Bradley o después con Froome, que también podía regalarnos un ataque furibundo en la primera empinada seria de la ruta, de preferencia no muy extensa. Luego sus capitanes cubrían el aire al líder hasta una fanega antes de meta y listo, al podio. Le alcanzó a la calidad de Froome en el primer Tour de Nairo, entre otras cosas porque este último se desgasto en muy anticipados ataques antes de que le cayera de improviso el puesto de capo. También les funcionó, como no y mucho, ese jugar con los límites de la norma el día que Porte se ganó una insignificante sanción –que nada importaba en la general propia y si valía un potosí para salvar a su líder- por llevarle geles al keniata el día que se encontró con el tío del mazo camino del Alpe de Húez. A porte le dieron 20 segundos de sanción, menos de un segundo por cada curva del afamado recorrido, a Froome le podía caer un diluvio de segundos si hubiese respetado el deber ser de la carrera.

Le alcanzó a Sky en la segunda amenaza de Nairo, el año que Unzue se casó con el doble podio para reconocerle méritos a Valverde, sacrificando un título que tuvo a la mano.  Y le alcanzó cuando Froome estaba más sólido y los galgos de la generación del 90 no habían terminado de despuntar; pero ¿están los posibles herederos de la responsabilidad de Froome para la misma estrategia? Pueden con los Bardet, Landa, Quintana, Zakarin, Majka, Yates; con los algo más mayorcitos Porte y Urán, de suficientemente contrastada calidad; con los que dudan a donde apuntar, o los que van al Giro y por alguna circunstancia de preparación o carrera pueden terminar engrosando la lista como Dumolín, Chaves, Nibali, Aru, Lopez, etc ¿pueden con las mismas tácticas y estrategias con esa endemoniada jauría que quiere a rey muerto rey puesto? Sabemos que perlas sí que hay en el sky, pero los diamantes se dan en África, según nos dicen.

En mi colegio cantábamos con voces destempladas por los hervores de la adolescencia el himno del alma mater que nos exigía sacrificios y remataba con esta frase lapidaria en la que teníamos como única herramienta para cumplir los compromisos:"un estandarte solooo: renovarse o morir”. Esa es la encrucijada de Sky si el peso de los varios cuestionamientos que rondan a su equipo se le cruza como un rinoceronte desbocado a Chris Froome: renovarse en tácticas y estrategias con las perlas que tienen o morir con las botas de repuesto puestas y expuestas, porque parece que los diamantes sòlo son eternos en el título de ese viejo film.
Ladies and gentlemans ¿ustedes que opinan?